Las presentaciones suelen darnos tantos dolores de cabeza como satisfacciones. Da igual la cantidad de tiempo que llevemos trabajando en este sector: la responsabilidad de conseguir una respuesta positiva del público hacia nuestros clientes nunca disminuye. Quizás por eso seguimos conteniendo la respiración al mostrar una propuesta o, según el caso, realizar una proyección pública.

Una de nuestras primeras experiencias en este campo tuvo lugar en Marrakech, con una presentación multipantalla y multiidioma para una convención de la compañía Belle Chase. De los dos primeros días, realizando ajustes de última hora, recordamos esencialmente una habitación de hotel (muy mona), Coca-Cola (en cantidades industriales) y café (en menor cuantía porque era un poco radiactivo).

La noche anterior al “estreno”, durante el primer y único ensayo posible en el salón principal, descubrimos:
a.- Con independencia del país en el que te encuentres, a la gente le sorprende mucho que te pongas a mover trastos y montar equipos, en vez de esperar a que lo hagan otros por ti.
b.- No llegas a saber el partido que le puedes sacar a algunas experiencias y habilidades, aparentemente irrelevantes a nivel laboral, hasta que se dan las circunstancias propicias.
c.- A los guardias de seguridad marroquíes les flipa Groove Armada.

El primer descubrimiento derivó en una subida de status de 0 a 100 de cara al personal del hotel, con desayuno en exteriores fuera de horario incluido, entre otros muchos detalles. El segundo fue consecuencia directa de la imposibilidad de conectar los ordenadores al equipo de sonido de la sala, que impuso la necesidad de realizar las mezclas de audio en directo con una mesa prima-hermana de Matusalén. Y, respecto al tercero, tendríais que haber visto cómo movían el esqueleto.