En nuestra ciudad, si le das una patada a una piedra, salen cientos de gurús del diseño, posicionamiento y, por supuesto, especialistas en redes sociales. Además, cada cierto tiempo aparecen comerciales con productos enlatados que endosan multicopias a supuestos precios de ganga. Lo único que hacen todos ellos es quemar terreno, desvirtuar la profesión y complicarnos la vida a los que pretendemos ganarnos honradamente las habas, que somos unos cuantos.
En el centro de ocio infantil Kórkora Park sufrían las consecuencias de una de esas estupendas experiencias. Su página web, con poco más de un año de vida, no se parecía en nada a lo que les habían prometido y dañaba su imagen de marca. Aún así, optaron por el camino de los valientes: nos buscaron y nos llamaron.
A pesar de los miedos (lógicos) que arrastraban, expusieron sus necesidades e ideas y confiaron en nosotros para darles forma. En esencia, querían un website muy gráfico, con movimiento, visible desde cualquier dispositivo y que no se pareciese a ninguno de la competencia. Poco a poco, manteniendo una comunicación fluida y sometiendo a revisión y aprobación cada paso del proyecto, desaparecieron las preocupaciones y nerviosismo iniciales. A día de hoy, la “jefa” va a hacernos tartas de chuches para nuestros cumpleaños.