Por nuestro estudio suelen pasar bastantes dossiers, tanto de empresa como de proyectos concretos. Nos encargamos del diseño y la maquetación, muchas veces revisamos y adaptamos los textos y, en ocasiones, también creamos los contenidos. Todo depende de lo que necesite cada cliente.
Generalmente, los procedentes del audiovisual son los que nos permiten más licencias creativas y gráficas. Entre ellos, el de “Limpeza de Sangue”, una película basada en la obra teatral homónima de Rubén Ruibal.
Con independencia de la rigidez del formato, que resultaba imperativo mantener en A4 por motivos oficiales, era imprescindible proporcionar al documento una imagen global y consistente. Para ello, se utilizaron como inspiración las enciclopedias (médicas y científicas) y diccionarios ilustrados de los siglos XVIII y XIX. No solo por la enfermedad que enlazaba a los personajes y acontecimientos, sino también por el contraste visual que suponía con respeto a la aparente modernidad de la historia y por su vinculación con las raíces clásicas del teatro.
Lo que casi nadie sabe es que la responsable del diseño, una de las fundadoras de Shiz Multimedia, tenía la mano derecha escayolada y la lanzaba literalmente sobre el teclado, cuando necesitaba moverla, para trabajar con Photoshop. Porque éste no es país para autónomos diestros.